El futbolista más bueno de la historia
Sócrates es, posiblemente, el futbolista más bueno de la historia . No bueno en el sentido puramente futbolístico, y eso que era muy bueno, elegante, técnico, mágico… Sócrates Brasileiro Sampaio de Souza Vieria de Oliveira se ganó con sus actitudes y su carisma el cariño de su gente, de su pueblo, de Brasil y del mundo. Luchó contra las injusticias, abrazó la ciencia, el arte y la filosofía. Un futbolista comprometido con lo que sucedía más allá del verde y que también dejó muestras de su debilidad humana. Sócrates fue altavoz y ejemplo, y también, un sensacional futbolista. Aunque a él no le importara ser el futbolista más bueno de la historia.
LOS INICIOS
Nación Sócrates en Belém de Pará. Su padre fue un funcionario público amante de la literatura y apasionado por la filosofía griega que puso a sus hijos nombres de filósofos griegos: Sófocles, Sóstenes, Sócrates… a su hermano pequeño Raí (leyenda del Sao Paulo) le iban a poner Jenofonte, pero su madre se negó a que hubiera otro “pensador” en la familia.
En casa se estudiaba, se hablaba, se discutía de política, filosofía y también de fútbol, pues el balón no tiene porque desplazar a los libros de las estanterías. Sócrates destacaba jugando al fútbol en el Botafogo de Ribeirao Preto al tiempo que devoraba libros y se interesaba por la medicina. Se doctoraría en la universidad de Sao Paulo, mientras tanto los fines de semana destacaba por su talento dentro del terreno de juego.
En 1974 ascendió al primer equipo del Botafogo de Ribeirao Preto y en 1976 se convirtió en el máximo goleador del campeonato paulista. Se había consolidado en el fútbol brasileño y en 1978 firmó por uno de los clubes más grandes de Brasil: el Corinthians.
SUS MEJORES AÑOS
A su llegada a Corinthians , Sócrates se dejó barba, y su imagen gustó a una afición que también admiraba su fútbol y simpatizaba con su manera de pensar. Sus jugadas de fantasía, su zancada, su elegancia, el recurso del tacón y sus goles desde cualquier parte del campo le llevaron a liderar al equipo corinthiano. 172 goles en 298 partidos , unos números impresionantes con el Timao a pesar de no ser delantero.
En 1979, Sócrates fue internacional, y Corinthians se proclamó campeón paulista después de 21 años de sequía. La afición corinthiana lo idolatró, y lo aclamaba en sus celebraciones siempre con el puño en alto. Porque Sócrates traspasaría aquello meramente futbolístico. Aprovechó su popularidad en Corintians para lanzar un mensaje al pueblo brasileño. Junto a otros compañeros concienciados política y socialmente crearía un modelo de autogestión que haría temblar los cimientos de la dictadura militar que azotaba al Brasil.
En 1981, Waldemar Pires accede a la presidencia del Corinthians y contrata como director general a Adilson Monteiro Alves, un ex-militante universitario y sociólogo que con el apoyo de los futbolistas Walter Casagrande, Zenon de Sousa, Wladimir Rodrigues y especialmente Sócrates, sentaría las bases de la llamada Democracia Corinthiana. Se trataba de un modelo de autogestión del club donde jugadores, directiva, entrenadores y, hasta el utillero adoptaban un modelo asambleísta donde todos tenían un voto. Cualquier cosa se decidía mediante asamblea: horarios de entrenamientos, partidas presupuestarias, altas, bajas… además, este método democrático desafiaba al regimen militar que gobernaba Brasil sin oposición.
“Cuando entrábamos a la cancha, jugábamos mucho más que en un simple partido. Luchábamos por la libertad en nuestro país ” , dijo Sócrates que lideró un cub exitoso, se (ganaron los campeonatos del 82 y 83) y el movimiento por la liberación de un pueblo oprimido. Los jugadores de Corinthians saltaban al césped pidiendo Democrácia y participaban en las, cada vez, más manifestaciones opositoras al régimen dictatorial. En 1984, Sócrates declaró que abandonaría Brasil si el parlamento no aprobaba la celebración de elecciones directas, y así lo hizo. En vista de que las cosas no cambiaban cumplió su amenaza y se fue a jugar a Italia. Fue el fin del movimiento. “El fútbol se da el lujo de permitir ganar al peor”.
EL MUNDIAL DE ESPAÑA 82
No fueron campeones, pero se les recuerda como si hubieran sido campeones. Dirigidos por Tele Santana, la selección de Brasil del Mundial de 1982 pasó a la historia del fútbol por realizar un fútbol de ensueño. Un equipo de autor con Zico y Sócrates como abanderados. Los dos líderes de la selección conectaban a la perfección tanto dentro como fuera del campo y cautivaron con sus jugadas combinadas al mundo.
Brasil batió a la Unión Soviética en el primer partido de la fase de grupos con un sensacional gol de Sócrates, y después ganó practicando un fútbol excelente contra Escocia y Nueva Zelanda. En segunda fase pasaron por encima de la Argentina de Maradona con un 3-1, y en el partido final del grupo perdieron la batalla de Sarrià contra Italia (futura campeona) en uno de los partidos más recordados de la historia del fútbol.
Sócrates fue el capitán de Brasil, disputó los cinco partidos de su selección y anotó dos goles.
Volvemos a repetir, probablemente el Brasil del 82, de Zico, Sócrates, Cerezo o Falcao,fue el mejor equipo que no logró ganar un mundial.
EL MUNDIAL DE MÉXICO 86
A pesar de realizar un primer partido con poco brillo contra España (el del no gol de Michel), Brasil consiguió ganar los tres partidos de su grupo y vencer a Polonia en octavos por 4-0. La verdeamarela continuaba siendo dirigida por Tele Santana, que no renunciaba al estilo de fútbol que tan popular le había hecho en el mundial de España 82.
Pero, en cuartos tocó vérselas con la Francia de Platini, y en otro partido para la historia de los mundiales, cayó finalmente derrotada, tras un partido apasionante, merced a una trágica tanda de penaltis. Sócrates falló el primer penalti de la cerradura. Zico había errado durante el partido. Aquella eliminación supuso el final de un ciclo en la selección de Brasil. Sócrates había disputado a gran nivel dos mundiales (en México también anotó dos goles) pero no pudo proclamarse campeón del mundo, algo que sí conseguiría su hermano Raí en 1994.
En aquel mundial, el ídolo brasileño destacó también por los mensajes de paz y de apoyo al pueblo mexicano tras sufrir un grave terremoto. Estos mensajes los improvisaba en una media que se ponía en la cabeza.
ADENTURE ITALIANO
El 19 de mayo de 1984, Sócrates se aventuró a fichar por la Fiorentina. Durante la década de los 80, Italia se había convertido en el destino de las principales figuras del momento: Platini, Maradona, Rummenigge… y hacia allí que se fueron Zico y Sócrates. “El Pelé blanco” eligió el Udinese, “el Tacco di Dio” se enfundó la maravillosa zamarra viola de la Fiorentina.
En Florencia las expectativas con Sócrates eran muy altas, el equipo había quedado tercero en la 83/84 y con Sócrates, Gentile y Passarella se podía soñar con el scudetto.
Sin embargo, el astro brasileño llegó a Italia con 30 años, y con pocas ganas de entrenar conforme a las exigencias del fútbol tan profesionalizado de Europa. Le dieron una casa de lujo, coche, colegio para sus cuatro hijos y un curso de pediatría. Pero, Sócrates prefería salir a tomar cervezas y pasar las noches de tertulia en tertulia hasta altas horas de la madrugada que ponerse en forma en los entrenamientos. A su llegada a Italia ya advirtió que llegaba para leer a los autores italianos en idioma original.
El equipo acabó noveno en su única temporada en la Fiorentina. No rindió como se esperaba, aunque marcó 8 goles en 33 partidos.
REGRESAR A BRASIL
Tras el fiasco de su etapa en la Fiorentina, Sócrates volvió a Brasil para unirse al Flamengo de Zico. Con la camiseta del Mengao apenas jugaría once partidos y marcaría tres goles. Pero ganó el campeonato carioca y fue convocado al mundial de México 86 donde la canarinha intentaría ganar la preciada copa bañada en oro y esmeralda con la base del equipo del 82.
En su estancia en Flamengo, coincidió con Zico, pero también con futuras promesas como Bebeto o Aldair. Las lesiones le apartaron demasiadas veces del terreno de juego y en 1988 fichó por el Santos para cumplir su sueño de infancia, jugar en el equipo que admiraba de niño.
Apenas disputó partidos en el Santos y cerró su carrera jugando en el mismo equipo que le llevó a la fama, el Botafogo de Ribeirao, donde colgó las botas en 1989.
Tras su retirada, militó en el Partido de los Trabajadores y mostró interés en el arte, la música y, como no, la filosofía. También fue columnista en un periódico y hasta lo intentó como entrenador.
Pero, lamentablemente, Sócrates también encontró refugio en la bebida. Una vez colgó las botas sus problemas con el alcohol fueron creciendo. También abusaba del tabaco. En 2011 se le diagnóstico una cirrosis hepática y el 4 de diciembre de aquel año falleció. Los hizo tal y como había pedido en una entrevista en 1983: “Quiero morir un domingo y con Corinthians campeón” , y así fue, se cumplió. Aquel día de su muerte fue domingo y Corinthians salió campeón. Sócrates inspiró el personaje de Roberto Sedinho en la serie Supercampeones.
